Sentimientos encontrados. Sensaciones extrañas. Esto es lo que he vivido o sufrido, aún no lo tengo del todo claro, al enfrentarme a una pseudo-escapada vacacional. Menos mal que sólo fueron unos pocos días, porque dudo de estar preparado para asumir el reto de un amago de vacaciones de una o dos semanas.
Mientras haces la maleta, te preguntas si eres un afortunado por poder disfrutar de unas jornadas de asueto o si eres un inconsciente por hacer un viaje con la COVID-19 aún respirándonos en la nuca. Lo único que sí tenía claro es que al menos no estaba incumpliendo ninguna ley, aunque si tiramos de hemeroteca y revisamos lo que nos han dicho nuestros amados líderes, eso no te supone ninguna tranquilidad en relación a si es o no seguro para tu salud lo que estás haciendo. No hay más que recordar la tragicomedia de la idoneidad del uso de la mascarilla. Así que mientras haces la maleta aplicando el método de Marie Kondo, no acabas de adivinar si tienes que sentirte un hombre con suerte o un yonqui del riesgo.
Lee aquí el artículo completo publicado en La Nueva Crónica