No sé si a la política española se le puede aplicar el mismo mantra que a la vacuna Astrazéneca, afirmando que los beneficios que aporta son mucho mayores que sus posibles riesgos, pero viendo las últimas estrategias, si es que se les puede llamar así, permítanme que lo ponga en duda. Quizás sea fruto de una paranoia, pero tengo la sensación de que en algún momento nuestra realidad se ha desdoblado, dando lugar a dos mundos paralelos que se mueven por necesidades e intereses totalmente antagónicos. Es la única explicación que justifica los últimos comportamientos de la clase política, cuando nuestro país está siendo víctima de una pandemia, que no sólo se está llevando por delante decenas de miles de vidas, sino que está haciendo tambalear muchos de los principios de nuestra sociedad.
Lo más indignante es que sin disimulo alguno intentan hacer un número barato de escapismo y de esta manera huir y desencadenarse de sus verdaderas responsabilidades. Pero no están solos, no seamos cínicos, cuentan con la complicidad de muchos espectadores que como autómatas aplauden y tuitean a sus magos preferidos. Mucho se ha hablado de la búsqueda de la inmunidad de rebaño para dejar atrás la pesadilla real de la covid-19, sin darnos cuenta de que somos víctimas de una inmunidad de rebaño a la hora de aceptar los desmanes y egoísmos partidistas de algunos ‘miembros y miembras’ de nuestra clase dirigente.
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