Una de cal y otra de arena. Mejor dicho, una de aire y otra de tierra. Comenzamos mirando al cielo y es que el Gobierno está deshojando la margarita para ver qué localidad española es la elegida para albergar la sede de la Agencia Aeroespacial. Ahí está León compitiendo con otras cuantas ciudades. Son muchos y muy variados los criterios que supuestamente se valorarán. Y utilizo el ‘supuestamente’ porque soy de los que opino que la decisión será política y una vez tomada, se utilizarán los aspectos técnicos para justificar la elección. Desconozco si la decisión ya está tomada o si todavía siguen los pretendientes utilizando sus armas de seducción y presión para salir victoriosos en esta lucha aeroespacial. Lo único que es evidente es que uno sonreirá y los demás llorarán.
Si nos fijamos en el pasado más reciente en el terruño leonés ya tenemos experiencia en que nos den calabazas. Sólo hay que recordar la cobra que nos hicieron con el Centro Europeo de Ciberseguridad. Es cierto que para ganar hay que jugar, pero en aquella ocasión lo dije y me mantengo, no hay peor cosa que crear falsas esperanzas. Ojalá que por una vez las expectativas sean reales y se materialicen, aunque no soy muy optimista. Sólo hay que tirar de memoria para recordar que la última vez que conseguimos ser elegidos para algo fue para la Ciudad Española de la Gastronomía. Eso sí, fue previo pago.
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