Su seguridad es también la nuestra. Pero, aunque no fuera así, no hay justificación alguna para lo que ocurrió la semana pasada en Barbate. Es más, tampoco existe para lo que viene sucediendo desde hace años en relación a los medios con los que cuentan quienes deben protegernos de los delincuentes.
No creo que haya muchos sinvergüenzas que intenten esconderse tras el escudo de la mala suerte. Al contrario, es lamentable, pero lo que tenemos que hacer es dar las gracias por la fortuna de que no haya más desenlaces trágicos de este tipo, cuando perfectamente podría haberlos. La falta de medios ahora ha sacudido mortalmente a la Guardia Civil, pero sólo hay que tirar de hemeroteca para recordar las muchas noticias en las que se denuncia la inseguridad con la que tienen que trabajar también nuestros militares y policías. Vehículos del ejército sin un blindaje decente, armamento desfasado, falta de medios de transporte acorde con las necesidades mínimas para llevar a cabo sus actuaciones como ha ocurrido en Barbate o falta de elementos de protección personal tan básica como chalecos antibalas son algunas de las situaciones que nos deberían avergonzar como país.
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