No se equivoquen, no hay error en el título. Más de uno habrá pensado que me jugaron una mala pasada las prisas y cambié la palabra esperanto por esperando. Los avezados que hayan pensado que me pillaron en un renuncio están más que disculpados, ya que es lógico vincular hoy en día al sector ferroviario con la palabra esperando.
Pero no, de lo que les quiero hablar es de ADIF, de eso no hay dudas, y del esperanto, esa lengua creada por el polaco Luis Lázaro Zamenhof en 1887 y con la que pretendía conformar un idioma fácil de aprender, neutral y que pudiera ser usado por personas de todo el mundo. Eso sí, dejemos un momento lo acontecido en el siglo XIX y volvamos a la más cruda y distópica actualidad.
Resulta que ADIF convoca una plaza para elegir a su responsable de comunicación y entre los méritos obligatorios, además de saber castellano, incluye tener nivel C2 de una de las lenguas cooficiales de nuestro país. Es decir, para optar a ocupar ese cargo tienes que saber euskera, catalán, aranés, gallego o valenciano. Que una entidad pública como ADIF incluya este requisito imprescindible no tiene justificación alguna, ya que no puede defender de manera objetiva la necesidad de saber una lengua cooficial para desempeñar dicha responsabilidad.
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