Estudiar en vez de destruir
Cada día que pasa soy menos optimista sobre la posibilidad de vencer a la corrección política mal entendida y a un revisionismo que, para curar ciertas heridas, no duda en impulsar conductas que nos están llevando a un callejón sin salida. Es preocupante que en ciertos temas nos estemos apretando nosotros mismos la soga al cuello, ya sea aplaudiendo ciertas acciones o lo que es igual de nocivo, mirando para otro lado y callando por miedo a sufrir represalias por defender en público lo que uno piensa en privado. Esa falta de libertad para expresar opiniones ya es la primera víctima de la dictadura de lo políticamente correcto.
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