De Reyes y vacunas
Vuelta a la más descarnada realidad. Tras unas semanas embriagados por el espíritu navideño que ha provocado una especie de amnesia colectiva, volvemos a estar a solas con el enemigo íntimo que nos acompaña desde hace meses. Todo ha finalizado con el adiós a los Reyes. Como hay mentes calenturientas, es preciso especificar que me refiero a los de Oriente, no a los de la Zarzuela. Aunque en esta ocasión y paradójicamente, un Borbón les estará esperando en su vuelta a casa. Acepto el debate sobre si la sangre es suficiente o no para heredar un trono, pero lo que está claro es que Juan Carlos I, al que también se le podría conocer en la actualidad como el cuarto rey mago de Oriente, estaba predestinado a reinar. Es la única explicación que encuentro a que viera la luz por primera vez precisamente el 5 de enero.
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