Rafa, no me jodas
Es difícil y a veces más doloroso de lo que a uno le gustaría, pero cuando una persona da la espalda a la coherencia, su vida se va impregnando de falsedad. Es jodidamente paradójico, pero a más falsedad y mentira, más fácil es en muchas ocasiones deambular por la sociedad actual carente de valores. Debería ser al contrario, pero mantener la coherencia, o al menos intentarlo, conlleva un peaje que a no pocos les parece demasiada carga. Seré un loco o un descerebrado, dirán algunos, pero prefiero sufrir las consecuencias dolorosas de ser coherente a los fantasmas que me atormentarían por las noches si me traicionara a mí mismo.
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