Quizás sea una percepción equivocada, pero parece que el periodismo lleva en crisis desde hace décadas. Cuando, a finales de los años noventa, acababa la carrera de Periodismo, ya escuchaba los lamentos y quejas de algunos sobre la situación crítica de nuestra profesión. Nadie podía imaginar en aquellos momentos los retos a los que nos tendríamos que enfrentar en los años venideros. Llegó la revolución de Internet y el nuevo periodismo digital y cuando el sector todavía se estaba adaptando a esa nueva realidad, irrumpieron las redes sociales y la supuesta democratización de la información que estas iban a provocar. El periodismo se equivocó en la estrategia a seguir y, a día de hoy, todavía estamos lamiéndonos las heridas. Y, por si esto no fuera suficiente, llegó la IA a nuestras vidas y, por lo tanto, también al periodismo. La profesión tiene ante sí un nuevo reto cuando aún no ha digerido por completo los dos anteriores.
En la actualidad, la inteligencia artificial ya se usa ampliamente en tareas de producción y distribución de noticias. «No hay nada que impida que la IA reemplace parte del trabajo periodístico si se dan las condiciones adecuadas», apunta Richard Fletcher, jefe de investigación en el Reuters Institute. Eso sí, las empresas periodísticas dependen en gran medida de las grandes plataformas tecnológicas, lo que refuerza una relación de dependencia preocupante, ya que reduce la autonomía de las redacciones, aumenta los riesgos de sesgos algorítmicos y amenaza la soberanía editorial. En este sentido, la directora del Tow Center for Digital Journalism, Emily Bell, afirma que «los sistemas de IA están construidos por empresas tecnológicas cuyos intereses no siempre coinciden con los de la democracia o el periodismo».
Evidentemente, la IA también abre posibilidades inimaginables a los periodistas y les proporciona herramientas que automatizan ciertos procesos básicos, permitiéndonos centrarnos en tareas más analíticas y creativas. Además, la IA también puede convertirse en una aliada para luchar contra la desinformación, ya que permite realizar análisis de grandes bases de datos y verificar hechos a gran velocidad. En definitiva, tenemos ante nosotros un escenario con luces y sombras, y habrá que estar expectantes para saber si la IA se convierte en aliada o enemiga del periodismo.
Son muchos los foros y congresos dedicados a los retos a los que se enfrenta la profesión periodística con la llegada de la IA. Innumerables expertos, académicos y periodistas dan entrevistas hablando de ello y detectando las fortalezas y debilidades del sector, pero muy pocos se detienen a analizar y exponer lo que piensan los ciudadanos sobre la utilización de la IA en el periodismo. Y esto sorprende si tenemos en cuenta que los consumidores de la información son ellos.
El público desconfía de la IA y exige supervisión humana
Los informes ‘Digital News Report 2024’ del Reuters Institute y ‘What the Public Wants from Journalism in the Age of AI: A Four Country Survey’ del Center for News, Technology & Innovation (CNTI) analizan las actitudes del público hacia el uso de la inteligencia artificial en el periodismo, aportando una serie de datos y conclusiones de gran interés.
Uno de los aspectos en los que inciden es que el desconocimiento o la falta de familiaridad con la IA contribuye a una percepción ambigua y, en muchos casos, negativa sobre su aplicación en el periodismo. El informe destaca una preocupación creciente por la desinformación y la pérdida de confianza en las noticias, especialmente en contenidos generados por IA. Según los expertos, el público muestra más comodidad con el uso de la IA en funciones de apoyo, como la transcripción o la traducción, que en la generación directa de contenido periodístico. La idea de que la IA reemplace completamente a los periodistas genera resistencia, especialmente en temas sensibles como la política o los conflictos bélicos. La presencia de un periodista que controle y valide el contenido generado por IA es vista como una garantía de calidad y veracidad. Asimismo, para la ciudadanía es clave que los medios informen claramente cuándo y cómo se utiliza la IA en la producción de noticias. A este respecto, la transparencia en el uso de estas tecnologías puede influir positivamente en la percepción del público y en su disposición a consumir contenido generado o asistido por IA.
Estos y otros muchos informes aportan con nitidez lo que la sociedad espera del periodismo y su relación con la IA: que utilice esta nueva tecnología de manera responsable, ética y transparente. ¿Será capaz de hacerlo o la precariedad laboral y los intereses económicos e ideológicos conseguirán que la IA pervierta los fundamentos de la profesión periodística?