Facha, rojo, antivacunas, racista y antisemita son algunos ejemplos de las etiquetas que más en boga están hoy en día. Evidentemente que una serie de conductas muy concretas te pueden hacer merecedor de una de estas etiquetas, pero el problema es que actualmente se utilizan de manera indiscriminada como método de intimidación para amedrentar a aquellos que tienen una postura alejada de ciertos discursos oficialistas.
Si bien cualquier persona tiene el derecho a expresar su punto de vista sobre un tema, no todas las opiniones son igual de respetables, pero lo que no podemos permitirnos es que se utilice esta premisa para intentar tapar la boca y criminalizar a aquellos que en un acto de valentía expresan su visión sobre algunos asuntos. Y esto es lo que está pasando en nuestra sociedad y que supone un ataque frontal a la libertad de expresión, uno de los pilares de un sistema democrático.
El etiquetar a las personas para conseguir que tengan miedo a compartir su postura sobre ciertas cuestiones no es nuevo, pero las redes sociales lo han potenciado de tal manera que se utiliza sin miramientos con tal de aniquilar las opiniones contrarias a lo que uno piensa. El problema es que esta estrategia funciona y consigue la autocensura, lo que irrevocablemente nos lleva a encaminarnos hacia un sistema más cercano a una dictadura que a una democracia.
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