Sería un necio y un hipócrita si dijera que las apariencias no importan. Cuando alguien quiere transmitir un mensaje es evidente que hay que prestar atención tanto al contenido como al continente, pero estamos llegando a un punto en el que las apariencias son las que validan o no el mensaje. Algo que es muy preocupante y que demuestra la falsedad de la sociedad actual.
Como vivimos en una vorágine continua no nos damos cuenta de esta situación, pero hay ocasiones en los que un hecho concreto o un comentario de alguien de tu entorno te hace detenerte unos segundos y ser consciente de la artificialidad de nuestras vidas.
Hace unas semanas puse en marcha un canal de YouTube llamado ‘Periodismo en vena’, en el que pretendo compartir mis opiniones sobre todo lo que rodea a la profesión periodística. Como es razonable estuve valorando los diferentes escenarios donde podía grabar los vídeos y finalmente me decanté por utilizar de fondo una gran librería que tengo en el salón de mi casa.
Lee aquí el artículo completo publicado en La Nueva Crónica.