El poder de los medios de comunicación para influir en el imaginario colectivo es innegable. Su influencia a la hora de moldear ciertas ideas y crear y romper tabús está más que demostrada. Ahí radica uno de sus principales elementos diferenciadores, aunque bien es cierto que con la llegada de las redes sociales han perdido la exclusividad en este ámbito. Pero pocas veces se habla sobre qué tiene más fuerza para impregnar una idea entre la ciudadanía: la información o la ficción.
Sería muy arriesgado dar una respuesta categórica a esta pregunta, porque son múltiples los factores externos que pueden actuar en una u otra dirección. El último caso que nos debe hacer reflexionar al respecto es el relacionado con la serie ‘Por trece razones’ de Netflix, que gira en torno al suicidio de la protagonista Hannah Baker, quien envía trece cintas a sus compañeros de instituto en las que explica cómo todos ellos influyeron en su decisión de quitarse la vida. En principio esta serie tenía como uno de sus objetivos, además de entretener, concienciar sobre el suicidio entre los adolescentes, animando a las personas a pedir ayuda e identificar las señales que pueden indicar que alguien de su entorno puede estar pensando en suicidarse. Es más, en el tráiler de promoción se incide en ello y al final de cada capítulo se promociona una página web de ayuda. Pero cual ha sido la sorpresa que un estudio realizado en Estados Unidos ha arrojado un dato llamativo, ya que se ha registrado un aumento de suicidios entre los jóvenes tras el inicio de la emisión de ‘Por trece razones’. Parece ser que al final se ha conseguido el efecto contrario. Lo que demuestra una vez más que el mensaje más importante no es el que se emite, sino el que el receptor recibe.
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