Sé que no es buena semana para hablar del papel que debe jugar la Justicia en una democracia. Es cierto que sobre un mismo asunto pueden existir opiniones diversas, pero las decisiones judiciales deben aceptarse si queremos vivir en una democracia. Si no asumimos que quien debe juzgar un hecho es un juez, nos estamos metiendo en un buen lío.
El problema que tenemos en nuestro país es que cada vez tienen más fuerza los juicios de barra de bar. Una vez que se le acusa a alguien de algo, automáticamente el populacho vocifera su sentencia. Da lo mismo que no sepamos toda la información que rodea al caso, el susodicho es culpable y listo. Por eso me hace mucha gracia cada vez que escucho a alguien hablar de la presunción de inocencia. Los juicios paralelos, amplificados en la actualidad con las redes sociales, llevan actualmente la voz cantante en nuestra sociedad. Es más, hasta los partidos políticos se han dejado llevar por las sentencias del pueblo y para reducir al máximo posible efectos negativos a su imagen, toman a veces medidas que el paso del tiempo demuestra que han sido quizás desproporcionadas.
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