Desmemoria histórica
Hay columnas que buscas y acabas encontrando y otras que por mucho que persigues no eres capaz de atrapar. Pero también hay las que de manera inesperada te llaman y aunque en un primer momento les des la espalda casi inconscientemente, vuelven a golpear la puerta de tu conciencia las veces que sean necesarias hasta que no tienes más remedio que parirlas, eso sí, cambiando el rojo de la sangre por el negro de la tinta. Dos colores que precisamente juegan un papel vital en la historia que hoy nos ocupa. El rojo de la sustancia viscosa que corre por nuestras venas y arterias y el negro de la pólvora y de los pasamontañas.
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